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macarrónico

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sábado, 13 de noviembre de 2010

detrás de las máscaras

Nos conocimos hace años.
¿conocer? Digamos que somos conscientes de nuestra existencia.
Crees saberlo todo de mí, pero es mentira.
Puede que me haya masturbado con la misma mano
con la que te aparto el pelo de la cara los días de aire.
Quizá lo haya hecho pensando en ti.
Mientras te hablo serenamente
te desnudo con los ojos y te ato a la cama
para echarte el mejor polvo de tu vida,
ese que estás deseando pero que no te atreves a pedir.
Tú nunca te arriesgarás, tu mayor aventura
es jugar a la lotería cada semana y ni siquiera me quieres de reintegro.
Pedimos un café.
Me excita tu lengua en el borde del vaso,
tocando la espuma. Se me ocurren mil cosas
mientras hablamos de temas triviales, y tú desearías ser la chocolatina
que se deshace atómicamente en mi boca.
Nos despedimos. Llego a casa y me masturbo,
notando tu beso casto en la mejilla, pensando
que a unos kilómetros puede que estés haciendo lo mismo.
Y mañana, volverá a ser carnaval.

domingo, 22 de agosto de 2010

reflexión en línea discontinua

Circulamos por una vía de sentido único, sin manera de volver hacia atrás. Para algunos será urbana y llegarán a los 50, o quizá ni eso, y para otros rodarán cerca de los 120. Hay quién va pasando a todos por encima por el carril de al lado y llegan antes que tú dejándote siempre rezagado, pero no pasa nada, aprecia la seguridad que te da esa lentitud.

Los peligros siempre vendrán solos, sin que nos lo indique un intermitente o una luz rotativa. Muchos los vuelven tan grandes que necesitan señalizarlo con gálibo y se ahogan en una glorieta de agua dando la vuelta y cambiando de sinsentido. Siempre hay una salida al final del túnel, o al menos, una de emergencia.

Para cuando te agotes utiliza las áreas de descanso y arcenes y si pierdes el control usa la zona de frenado de emergencia, las cosas en gravilla se piensan mejor. Si te pasas de destino siempre podrás cambiar al mismo o a distinto nivel sin que suponga nada más que un poco de tiempo perdido. Si no lo ves claro no te quedes sin luces aunque sean de corto plazo y siempre confía en el servicio de grúa que pueda remolcarte a la amistad más cercana.

Al final todos conseguimos llegar a donde nos lo proponemos si seguimos el mapa indicado pero, si te falla, sigue tu intuición y la orientación para no dar vueltas a la rotonda.

domingo, 1 de agosto de 2010

minipoema

Se acercó
me olió
sudor
pasión

SILENCIO

línea de aliento
temor
separación
se acabó

Para algunos es la descripción del sexo, para otros es la de una relación, inicio y separación. Para mí era la descricpión de un beso. Lo mejor de este poema es que puede describir las tres cosas y seguramente muchas más. Puede que nadie opine lo mismo pero creo que es lo mejor que he escrito.

sábado, 26 de junio de 2010

9 meses no es un embarazo

Nueve meses son tiempo suficiente para que tu vida dé un giro de 360º, cuando terminas en el mismo sitio pero tan mareada que no sabes ni donde estás. Hace 9 meses esperaba a que llegase hoy y pensaba que sería el día más feliz del año. Mientras, sin éxito me enfrentaba a mi primer sudoku me di cuenta de que el tiempo y yo luchábamos en el mismo bando. Ya podía quitar la última tira de celo que sujetaba el corazón al cuerpo para que soldase.

Por la mañana, había doblado el pijama que tantas veces le había quitado y doblando las sábanas donde ya no quedaba ni una gota de los baños de sales. Nos abrazamos, sin olvidar ni un segundo de los que habíamos pasado juntas y convirtiéndolos en el conocimiento compartido que dos interlocutores deben tener en común para comprenderse. La intensidad máxima no se mide solo en oraciones consecutivas y los cuerpos no necesitan convertirse en gramáticas para que sea un epígrafe de su piel.

De noche, con un beso en su mejilla, recogía todos los recuerdos de la cuerda de tender la ropa porque ya estaban listos para guardarlos dentro de un libro cuya tapa se cerraría para siempre. Las calles olían a coco aún después de que ella marchase con mi colonia preferida.

martes, 27 de abril de 2010

[]

La rutina engancha. No se sabe por qué pero uno no puede evitar hacer lo mismo a menudo. Sabía que habías vuelto a engañarme, que hoy no aparecerías de nuevo por allí. Siempre me haces lo mismo, lo sé y me dejo arrastrar. Hablamos, me tiras los trastos, quedamos, tú no apareces, estamos un tiempo sin hablar y vuelves a hablarme de nuevo. El ciclo se repite sin quererlo, o quizá yo quiera que se repita.
Ni siquiera entiendo por qué te dejo jugar, ¿inercia? Es posible. Me dejo pisar, me arrastro, sin saber si me arrepiento o no. En mi cabeza llevabas un uniforme igual que el de las fotos y esa cara de niña que nunca ha roto un plato. Yo dudaba demasiado con la ropa para gustarte aunque ni siquiera sabía si era mi propósito.
Sin querer solo quedaba media hora, último vistazo al móvil para saber si me habías llamado o no. Salgo de casa, con calma, siempre llego pronto. Un libro en la mano por si la espera se hace muy larga o por si después de otro plantón prefiero quedarme leyendo en lugar de irme a casa.
El camino se hace corto y llego cinco minutos antes. Me siento en el sitio perfecto pensando otra vez que me vigilas desde el otro punto de la plaza. Seguramente también pensabas que yo no iría y no te atreves a acercarte para no sufrir un desplante. A mi ya me da igual, no me importa, prefiero esperarte allí a que luego me digas que estabas pero en la otra esquina.
Aparece una chica, no eres tú pero curiosamente lleva tu uniforme y me mira. Puede que me equivoque pero juraría que tiene algo que ver contigo. Igual mi mente es muy retorcida o puede que tenga toda su lógica pensar que esa chica te llamará si me ve esperándote, es solo una espía. Llama por teléfono mientras me mira. Al otro lado, tú, me describes. Con un 100% de coincidencias no existe el riesgo.
Nos encontramos y no sé que decirte después de tanto tiempo. A los primeros balbuceos les siguen dos besos y desaparecemos ante la envidia de tus amigas. Luego te preguntarán y nuestra versión y la mía no se encontrarán nunca en puntos concretos o abstractos.
Paseamos al sol, buscando la sombra como vampiros. Tú te ríes, yo también aunque no tiene ninguna gracia. Dicen que es por amor pero sabemos que todo es una máscara. No nos queremos, ni siquiera sé si nos gustamos.
Buscamos un banco, hablamos de todo y de nada, nada profundo, la superficialidad duerme en nuestra conversación. Un bebé se nos acerca y a la niña la entra instinto maternal, yo no lo comprendo. Saltas, te dan miedo los pájaros, no deberían existir, a mi me da igual.
Pasa una hora y quieres andar, salimos del parque y llegamos a tu parada. Te acompaño mientras viene tu bus, alguna broma estúpida para despedirnos. De nuevo dos besos, y cenicienta escapa en autobús antes de las 12. Ahora no dejan zapatos, dejan tuentis y direcciones de correo electrónico.
Vuelvo a casa con sensación rara, sabiendo que el deseo siempre se caduca. Puede que esperásemos demasiado o puede que hiciésemos bien para no cometer estupideces.

lunes, 19 de abril de 2010

valladolid-granada

A las 4 de la mañana
también roncan las palabras.
Apoyándose en cojines de luna llena,
se dejan arropar con sábanas de estrella
y el olor a chaskys rancios.

En el poco espacio que comparten
no caben carteles de no molestar.
El silencio solo se descose
con algún rugido del asiento.

Rendidos por no encontrar postura,
algunos versos se tiran al suelo,
esperando ser despertados
con el toque de corneta.

55 musas inspiran poetas
con historias discontínuas,
mientras fuera, la lluvia,
Apaga los faros de los coches

lunes, 22 de marzo de 2010

Ya estábamos demasiado lejos para volver.
Las gotas auguraban la tormenta
pero nos creíamos impermeables.
Gente pasaba a nuestro alrededor,
no los oímos hablar,
quizá eran mudos, no lo sé,
nuestra música estaba demasiado alta.

Los mocos se habían atascado en la garganta
aunque pensábamos que era solo una nube
que quizá en unos metros enmudecería.
Refugiadas en soportales de mentiras
nos cubríamos de nuestras propias puñaladas
que iban empapando mi sudadera y tu pelo.

Preferías siempre la libertad
de caminar sin mi paraguas.
Dejó de llover.
Tiraste los abrazos en el paragüero.
Hoy mientras se disecan
aprendí que después de la tormenta
viene el barro.