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macarrónico

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lunes, 22 de marzo de 2010

Ya estábamos demasiado lejos para volver.
Las gotas auguraban la tormenta
pero nos creíamos impermeables.
Gente pasaba a nuestro alrededor,
no los oímos hablar,
quizá eran mudos, no lo sé,
nuestra música estaba demasiado alta.

Los mocos se habían atascado en la garganta
aunque pensábamos que era solo una nube
que quizá en unos metros enmudecería.
Refugiadas en soportales de mentiras
nos cubríamos de nuestras propias puñaladas
que iban empapando mi sudadera y tu pelo.

Preferías siempre la libertad
de caminar sin mi paraguas.
Dejó de llover.
Tiraste los abrazos en el paragüero.
Hoy mientras se disecan
aprendí que después de la tormenta
viene el barro.

sábado, 20 de marzo de 2010

estancias

He gastado demasiado dinero
en la cama de tus hoteles.
Eres demasiado cara
para las pocas maravillas que ofreces.

Turista en tu cuerpo
me he pasado, algunas veces queriendo,
la parada de metro para salir.

Me siento en dirección contraria
aunque no conduzcan por la izquierda
y a menudo no te entiendo
aunque el idioma oficial es el mismo.

En silencio, en la barra
pido otro día más la cuenta
tras comer el plato del día.

Ya he visitado en soledad
todas tus tiendas de recuerdos.
Me despido y traspaso tus controles
después de algún cacheo
menos superficial de lo que pactamos.
Ya me he embarcado en el avión de vuelta.

lunes, 8 de marzo de 2010

hombres/mujeres

Hombres y mujeres reunidos ante una puerta,
estáticos por el miedo a entrar
aun sabiendo que su sitio está dentro.

Todos bautizados de estereotipos:
hombres de finas cuerdas vocales,
mujeres con el pelo rapado,
hombres que dan besos de vaselina,
mujeres con sudaderas y camisetas holgadas.

Hombres sintiéndose muchachos en Grecia,
mujeres naufragando en poemas de Safo,
hombres convertidos en esclavos romanos
retratados en obras de Plauto,
mujeres rebelándose en los bares de ambiente de New York,
hombres descansando en camas de nazis
en la redada de una noche de cuchillos,
mujeres criticadas en el púlpito de la iglesia.

Todos mezclados en aquella sala,
en las que los hombres no ven mujeres
ni las mujeres entienden a los hombres

sábado, 6 de marzo de 2010

despierto, desarmado

¿Por qué te caes y te levantas
herido siempre por la misma bala
amado nunca por distintas damas
pereciendo después de las batallas?

Reflejado en el hilo del puñal
que han de clavarte en mitad del futuro
tu cara tras la máscara del luto
pende de un sólo hilo de cristal.

Intentas vivir en mitad de un sueño
porque no te atreves a despertar
cubierto en amaneceres de hielo.

Desarmado en su campo militar
te bates con tus fantasmas en duelo
como rosa a punto de marchitar.